lunes, 9 de julio de 2007

"Trabajar en el comando de prensa de la Unidad popular fue una experiencia peligrosa y traumática.”

Entre antiguos edificios y frente la imponente torre Entel, en pleno centro de la capital, se encuentra el Círculo de Periodistas de Santiago. Grandes portones con sus relucientes enchapes de bronce han dado la bienvenida a miles de profesionales de la prensa que han pasado por aquél sexagenario umbral. Todo fue tan reluciente como sus ornatos de bronce, pero hoy no. Un fuerte olor a comida da la bienvenida en el hall, proviene del casino que arrienda el círculo para obtener recursos para la institución, al virar a la izquierda dos ascensores y un guardia que escucha la radio Beethoven. Tercer piso y a la derecha las puertas de vidrio señalan la entidad. Al entrar una secretaria de avanzada edad es la que acostumbra a guiar hacia la biblioteca del lugar, y esta vez no será la excepción. Un hombre de estatura mediana, barba y cabello canoso, grandes lentes, voz ronca y vestido al estilo típico de un intelectual comunista da la bienvenida.
Éste es Hernán Miranda,(66), es uno de los periodistas y poetas más reconocido por la vieja escuela de periodismo. Trabajó en el departamento de informaciones y radiodifusión de La Moneda entre los años 1970 y 1973, en El Clarín de Argentina; fue redactor en La Tercera y de Tierra Adentro de TVN. Dentro del área literaria, ejerce el cargo de director de la Sociedad de Escritores de Chile.“El Golpe y yo”
“Trabajé en el comando de prensa de la Unidad Popular (UP) y el que era jefe mío fue designado director de la oficina de informaciones de la presidencia, y acepté irme con él. Para mí fue una experiencia muy interesante, peligrosa y traumática.”Santiago, Septiembre de 1973, Departamento de Informaciones del gobierno, periodista, 32 años, miedo, duda, trauma, persecución, colegas muertos, desaparecidos y autoexilio a Buenos Aires, se resume el momento del golpe para Hernán Miranda.-¿Usted sabía que un golpe militar era probable al manejar informaciones confidenciales de Estado?-Es bien extraño esto, te diría que hay dos versiones, una la que ve la gente común y la que veíamos nosotros. Dentro de mi realidad yo estaba en una posición muy privilegiada, porque estaba dentro de las instalaciones del estado uno tenía claro que la situación era muy difícil e incluso nosotros que trabajábamos en La Moneda hacíamos chistes, que cualquier día iba a llegar un milico sentado en el escritorio, en cambio el común de la gente no lo tenia claro.
-¿Después que los militares llegaron al poder, que pasó con el periodismo Chileno?-Fue un derrumbe total. El periodismo de oposición, de izquierda, desapareció. E incluso la radio ”Balmaceda” de la Democracia Cristiana, que se oponía a Allende y quedó solamente la prensa de derecha, es decir, “El Mercurio” o la neutral que era “La Tercera”. Sólo a finales del régimen surgió “El Fortín Mapocho”, de oposición.-¿Al salir del país hubo algún tipo de persecución política hacia usted por haber manejado información de gobierno?
-No, a pesar de que todo lo que escribíamos, decíamos o comentábamos estaba vigilado por la CNI (Central Nacional de Informaciones), pero una vez casi me mataron en Buenos Aires. Me bajé del colectivo y Sentí que me dijeron “No se mueva” y estaba rodeado de policías apuntándome, entonces como yo venia llegando de Chile donde había pasado de todo, pensé que era un operativo general. Me pedían el bolso y me gritaban que donde estaban las armas, pero sólo fue una equivocación, habían descrito un tipo de características similares que iba a asaltar un banco.-¿Cómo era la relación entre los periodistas que trabajaban en los medios de derecha y los que eran de izquierda?
-Algo que no se perdió con el golpe fue la solidaridad entre colegas. Los de derecha muchas veces solidarizaron y protegieron a los de izquierda, hubo gente que trabajaba en periódicos de oposición y quedaron sin trabajo, pero muchos de los que trabajaban en “El Mercurio” o “La Tercera” les consiguieron una vacante.

Maximiliano Aguilera P.

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